miércoles, 24 de agosto de 2016

Nueva historia corta: Corazón Artificial

Buenos días a todos, queridos lectores.

Hoy os traemos un relato corto que ya publicamos en su momento en la revista Yaoi Niwa de Elay. Esta es una nueva versión que esperamos que os guste.

Se trata de una historia de ambientación Steampunk que podéis leer online en nuestra cuenta de Wattpad o Descargar en pdf (la contraseña es: emeraldjanus).

Como siempre, os dejamos la información de todas nuestras obras en la sección de Trabajos de este blog para que este ha vuestra disposición siempre que queráis.


Esta portada, como todas las demás, está realizada por Alba Durá -Aralaid

jueves, 4 de agosto de 2016

Homosexualidad masculina en Grecia

Muchas veces, a modo de broma, Aralaid y yo decimos que la antigua Grecia fue la cuna de la homosexualidad occidental, del mismo modo que también lo fue de la cultura occidental. Todo el mundo, por muy poco que sepa de historia, sabrá que, en aquel contexto cultural, las relaciones pedófilas entre maestros y alumnos varones eran un aspecto muy prevalente de la enseñanza en las clases dirigentes. 

Digo que es un saber generalizado, pero la realidad es que, incluso hoy, la gente se niega siquiera a plantearse que el famoso semidiós de la Ilíada, Aquiles, pudiera tener una relación con Patroclo (y si ya decimos que Patroclo era mucho mayor que él, a más de uno parece que le estalla la cabeza). 

Pero igualmente ocurre con Alejandro Magno. Para algunas personas, parece ser que, por tener relaciones homosexuales, una persona sea incapaz de ser un guerrero competente, un héroe o un gran conquistador. Como si ser heterosexual al cien por cien garantizase ser alguna de esas cosas o todas a la vez. La estupidez humana no deja de sorprenderme. 

La realidad es que las relaciones del mismo sexo estaban presentes en la vida de los antiguos griegos, como demuestran las fuentes clásicas que nos narran distintos aspectos de estas relaciones. Hay mucho que contar sobre ellas, pero hoy me limitaré a comentar exclusivamente la pederastia como sistema de aprendizaje entre los varones de una clase social alta. 

Para poder entender esta tipo de relaciones, se ha de comprender primero cómo funcionaba la estructura social de los griegos. La cultura griega era eminentemente masculina, relegando a la mujer a un mero papel de madre y ama de casa. Solo el hombre se desarrollaba intelectual y socialmente, lo cual explica, en cierto modo, la importancia de las relaciones homosexuales en el proceso de aprendizaje de un joven en su paso hacia la madurez. 

Nos referimos a una homosexualidad institucionalizada, regida por unas normas muy estrictas, por las cuales una relación debía tener un carácter claramente jerárquico, de tal modo que uno de los miembros de la pareja, siempre el activo, superase en estatus social al otro miembro, que debía ser siempre un adolescente. Estas convenciones establecían una marcada distinción social y de estatus entre ambos integrantes de la pareja. 



En Esparta, las relaciones homosexuales de este tipo estuvieron claramente institucionalizadas en los siglos V y IV a.C., mientras que en Atenas no parece que se llegasen nunca a sancionar oficialmente (aunque, sin embargo, seguían existiendo, siempre con la aprobación expresa de la familia del adolescente sometido al proceso de aprendizaje). 

Se consideraba que el hombre adulto era capaz de transmitir al joven su fuerza y su virtud a través de su semen en el ano del muchacho, pero pensar que esto significa que el coito anal era socialmente aceptable sería caer en un error. Se trataba de una situación muy concreta y de una homosexualidad pasajera que debía finalizar cuando el periodo de instrucción tocase a su fin. 

De hecho, en la mayoría de casos, no se llegaba a practicar la penetración anal por las connotaciones negativas que esta tenía, dado que se consideraba un acto vergonzoso, sobre todo para aquel que era penetrado. 


Para hacernos una idea de la repulsa social que suscitaría una homosexualidad estable, basta con echar un vistazo a las comedias de Aristófanes, como Las Aves, donde los insultos hacia un personaje afeminado, Agatón, son de lo más hirientes, con el objetivo claro de ridiculizarlo por su actitud vergonzosa: «es el hombre al que podría besar cualquiera que lo encuentre, es el poeta en cuyo trasero se estaría dispuesto a plantar el propio miembro, es el músico cuyo canto coral femenino excita al Padre hasta la médula, es el autor de dramas satíricos que se pueden inspirar manteniendo la erección, en su lomo[...]». Y la lista de insultos se sigue sucediendo con palabras como katapygon (sodomizado), o euryproktos («culoancho»).




¿Pero por qué recibe tales insultos este hombre? La respuesta es muy simple: porque es un homosexual adulto, afeminado y, además, pasivo. Este testimonio es bastante esclarecedor y, lamentablemente, nos demuestra que la intolerancia que aún hoy está presente viene de largo. 

De hecho, tampoco se puede dejar de nombrar que Aristóteles intentó buscar una causa a la aparente enfermedad que sufrían homosexuales que disfrutaban del rol sumiso en el sexo anal, llegando a la conclusión de que sufrían una atrofia congénita en los órganos sexuales: su esperma, que no podía ser expulsado debido a este defecto, se concentraba en la región del ano (como, según el mismo Aristóteles, les ocurría a las mujeres), y esta concentración provocaba el gozar de las relaciones pasivas. 

Teniendo en cuenta tal testimonio, puedo decir sinceramente que, a mi entender, Grecia no fue la cuna de la homosexualidad en Occidente y que, si bien existieron las relaciones homosexuales, estas estaban fuertemente regladas y fuera de las convenciones establecidas estaban muy mal vistas.

Autora: Yara M. S.
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jueves, 28 de julio de 2016

La censura de la homosexualidad en el cine durante el Franquismo


¡Qué bonita es la tolerancia! 

Es la tolerancia la que permite que hoy aquí pueda estar escribiendo este artículo sin miedo a ser detenida por hablar de un tema prohibido, un tabú, por ir contra la ley, en definitiva. Y es que, afortunadamente, aquí, en España, la homosexualidad no es ilegal, a diferencia que en muchos otros países en este momento. Pero esta situación es relativamente reciente y cabe recordar toda la represión y censura que sufrieron todos los miembros de la comunidad LGTB durante la dictadura del general Francisco Franco, desde 1939 hasta 1975. Aunque hoy parezca lejano, aún quedan muchas personas que recordarán en mayor o menor medida aquellos años.

Ya que nos dedicamos al noble arte de la literatura, de todos los ámbitos en los que me podría centrar de la represión ejercida a los homosexuales en el Franquismo voy a hablar a grandes rasgos de la censura de la homosexualidad en el llamado Séptimo Arte, es decir, el cine.

Decir en primer lugar que el Franquismo practicó una fuerte censura en todas las películas, de producción nacional o extranjera, que se iban a proyectar dentro del país, o con las que se exportaban a otros países, con la intención de inculcar al público una serie de valores o mostrar una visión irreal y maniquea del país. A veces esta censura llegaba hasta extremos de lo más absurdos y eliminándose hasta la más mínima insinuación, real o imaginaria, de algún principio contrario a la moral de los censores, entre los que siempre había un cura, un militar y un falangista. Si bien fueron perdiendo peso unos y ganándolo otros a medida que avanzó la dictadura, el resultado prácticamente fue el mismo, intolerancia que se traducía en la censura de muchas escenas en las películas, o en su prohibición total y posterior destrucción.

Un ejemplo de los extremos hasta los que llegó la censura en los medios de comunicación españoles. A la izquierda, la foto real de Sara Montiel en una gala del festival de Venecia. A la derecha, la foto retocada que los españoles vieron en los periódicos, con un encaje para tapar el escote.

De toda la censura que se ejercía, tal vez la más clara y contundente siempre fue la que iba contra la comunidad homosexual. En las películas, se borraban a estos personajes de escena con la intención de dar a ver que los mismos no existían en una España “viril” gobernada por Franco y las escasas veces en las que se permitió su aparición, se envolvió a este tipo de personajes de la vergüenza que debían sentir al tener inclinaciones por gente de su mismo sexo, aunque cabe decir que las escenas trágicas en este sentido no eran muy del gusto de las altas esferas falangistas que querían proyectar una imagen de “la España feliz”, donde todo el mundo sonreía y nunca pasaba nada, ignorando la falta de libertad de las personas, el adoctrinamiento al que eran sometidos y los fusilamientos que se continuaron hasta casi la misma muerte del Caudillo, claro. 

Sin embargo, no podemos decir que no apareciesen personajes homosexuales en películas afines al régimen incluso en la época más férrea de censura, pues a menudo se los utilizó como objeto de burla, siendo siempre personajes que proporcionaban alivio cómico. Eran insultados e incluso agredidos físicamente con frecuencia por el protagonista, como se puede observar en la película Los ojos dejan huellas de 1952, en la que en una escena en un restaurante se puede cómo un personaje secundario, claramente amanerado, se enfrenta al protagonista, lo que da una excusa al protagonista para pegarle, una actuación que incluso es alabada por la voz en off de un policía. Sin duda, para la mentalidad franquista, ser homosexual era motivo suficiente para recibir un puñetazo, además, parecía que realzaba la hombría de quien daba el puñetazo. Creo que no cuento nada nuevo que no sepáis, me temo, pues lamentablemente hay gente que aún tiene esa mentalidad retrograda por no decir un insulto más fuerte.


En los 70, sin embargo, años en los cuales la dictadura daba sus últimos coletazos, algunos intrépidos directores consiguieron sacar a la luz muchas de sus obras en las que no solo aparecían personajes homosexuales, sino que la propia sexualidad de los directores quedaba latente en su modo de tratar las escenas. Este fue el caso de Eloy de la Iglesia, abiertamente gay, que antes y después de la dictadura trató temas como el activismo homosexual. De las películas que logró estrenar antes de la muerte de Franco nombraré La semana del asesino (1973), ya que el cineasta consiguió llevar a las pantallas al protagonista del film, Néstor, claramente gay. Aunque la película no estuvo exenta de censura con informes que obligaban a borrar determinadas escenas con indicaciones como «Variar los parlamentos entre Néstor y Marcos sobre todo en lo referente a la ayuda, dado que por el contexto de la situación e intencionalidad, tiene auténtica carga de ofrecimiento homosexual» o «suprimir respiraciones entrecortadas. Que en el personaje de Néstor no exista ni la más leve sombra de homosexualidad». Sin embargo, después de eliminar estos “atisbos de homosexualidad” seguía siendo evidente, aunque no tanto como en la versión original, que Néstor era gay. Todo un triunfo para Eloy de la Iglesia, sin duda.

La Transición trajo por suerte la progresiva apertura y tolerancia no solo a lo que el cine se refiere, sino a los derechos de los homosexuales en general, hasta entonces repudiados y ninguneados. Con los años, los derechos y visibilidad de los homosexuales han ido aumentando y hoy no hay ningún problema en ir a ver una película en el cine que muestre algún aspecto LGTB, sin embargo, aún quedan atisbos de intolerancia que cabe erradicar.

Autora: Yara M. S.
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