jueves, 28 de julio de 2016

La censura de la homosexualidad en el cine durante el Franquismo


¡Qué bonita es la tolerancia! 

Es la tolerancia la que permite que hoy aquí pueda estar escribiendo este artículo sin miedo a ser detenida por hablar de un tema prohibido, un tabú, por ir contra la ley, en definitiva. Y es que, afortunadamente, aquí, en España, la homosexualidad no es ilegal, a diferencia que en muchos otros países en este momento. Pero esta situación es relativamente reciente y cabe recordar toda la represión y censura que sufrieron todos los miembros de la comunidad LGTB durante la dictadura del general Francisco Franco, desde 1939 hasta 1975. Aunque hoy parezca lejano, aún quedan muchas personas que recordarán en mayor o menor medida aquellos años.

Ya que nos dedicamos al noble arte de la literatura, de todos los ámbitos en los que me podría centrar de la represión ejercida a los homosexuales en el Franquismo voy a hablar a grandes rasgos de la censura de la homosexualidad en el llamado Séptimo Arte, es decir, el cine.

Decir en primer lugar que el Franquismo practicó una fuerte censura en todas las películas, de producción nacional o extranjera, que se iban a proyectar dentro del país, o con las que se exportaban a otros países, con la intención de inculcar al público una serie de valores o mostrar una visión irreal y maniquea del país. A veces esta censura llegaba hasta extremos de lo más absurdos y eliminándose hasta la más mínima insinuación, real o imaginaria, de algún principio contrario a la moral de los censores, entre los que siempre había un cura, un militar y un falangista. Si bien fueron perdiendo peso unos y ganándolo otros a medida que avanzó la dictadura, el resultado prácticamente fue el mismo, intolerancia que se traducía en la censura de muchas escenas en las películas, o en su prohibición total y posterior destrucción.

Un ejemplo de los extremos hasta los que llegó la censura en los medios de comunicación españoles. A la izquierda, la foto real de Sara Montiel en una gala del festival de Venecia. A la derecha, la foto retocada que los españoles vieron en los periódicos, con un encaje para tapar el escote.

De toda la censura que se ejercía, tal vez la más clara y contundente siempre fue la que iba contra la comunidad homosexual. En las películas, se borraban a estos personajes de escena con la intención de dar a ver que los mismos no existían en una España “viril” gobernada por Franco y las escasas veces en las que se permitió su aparición, se envolvió a este tipo de personajes de la vergüenza que debían sentir al tener inclinaciones por gente de su mismo sexo, aunque cabe decir que las escenas trágicas en este sentido no eran muy del gusto de las altas esferas falangistas que querían proyectar una imagen de “la España feliz”, donde todo el mundo sonreía y nunca pasaba nada, ignorando la falta de libertad de las personas, el adoctrinamiento al que eran sometidos y los fusilamientos que se continuaron hasta casi la misma muerte del Caudillo, claro. 

Sin embargo, no podemos decir que no apareciesen personajes homosexuales en películas afines al régimen incluso en la época más férrea de censura, pues a menudo se los utilizó como objeto de burla, siendo siempre personajes que proporcionaban alivio cómico. Eran insultados e incluso agredidos físicamente con frecuencia por el protagonista, como se puede observar en la película Los ojos dejan huellas de 1952, en la que en una escena en un restaurante se puede cómo un personaje secundario, claramente amanerado, se enfrenta al protagonista, lo que da una excusa al protagonista para pegarle, una actuación que incluso es alabada por la voz en off de un policía. Sin duda, para la mentalidad franquista, ser homosexual era motivo suficiente para recibir un puñetazo, además, parecía que realzaba la hombría de quien daba el puñetazo. Creo que no cuento nada nuevo que no sepáis, me temo, pues lamentablemente hay gente que aún tiene esa mentalidad retrograda por no decir un insulto más fuerte.


En los 70, sin embargo, años en los cuales la dictadura daba sus últimos coletazos, algunos intrépidos directores consiguieron sacar a la luz muchas de sus obras en las que no solo aparecían personajes homosexuales, sino que la propia sexualidad de los directores quedaba latente en su modo de tratar las escenas. Este fue el caso de Eloy de la Iglesia, abiertamente gay, que antes y después de la dictadura trató temas como el activismo homosexual. De las películas que logró estrenar antes de la muerte de Franco nombraré La semana del asesino (1973), ya que el cineasta consiguió llevar a las pantallas al protagonista del film, Néstor, claramente gay. Aunque la película no estuvo exenta de censura con informes que obligaban a borrar determinadas escenas con indicaciones como «Variar los parlamentos entre Néstor y Marcos sobre todo en lo referente a la ayuda, dado que por el contexto de la situación e intencionalidad, tiene auténtica carga de ofrecimiento homosexual» o «suprimir respiraciones entrecortadas. Que en el personaje de Néstor no exista ni la más leve sombra de homosexualidad». Sin embargo, después de eliminar estos “atisbos de homosexualidad” seguía siendo evidente, aunque no tanto como en la versión original, que Néstor era gay. Todo un triunfo para Eloy de la Iglesia, sin duda.

La Transición trajo por suerte la progresiva apertura y tolerancia no solo a lo que el cine se refiere, sino a los derechos de los homosexuales en general, hasta entonces repudiados y ninguneados. Con los años, los derechos y visibilidad de los homosexuales han ido aumentando y hoy no hay ningún problema en ir a ver una película en el cine que muestre algún aspecto LGTB, sin embargo, aún quedan atisbos de intolerancia que cabe erradicar.

Autora: Yara M. S.
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